Hemos escuchado montones de veces el concepto “motricidad fina”. Es algo que nuestros pediatras y maestros evalúan en nuestros hijos. Pero, ¿Qué significa y a que se refiere exactamente?
La motricidad fina es el tipo de control de movimiento que nos permite hacer movimientos pequeños y muy precisos. Es compleja y exige la participación de muchas áreas cerebrales, coordinando funciones neuronales, esqueléticas y musculares, por ello se desarrolla pareja a la madurez de estos sistemas.

Se relaciona íntimamente con el ojo, y al contrario de lo que comúnmente se piensa no solo tiene que ver con las manos (relación óculo-manual) sino también con los pies (óculo-pedal) y los músculos de la cara, la lengua y los labios.
El desarrollo de la motricidad fina es resultado de los logros alcanzados por el niño a lo largo de su desarrollo en el dominio de los movimientos finos de la mano, el pie, la orientación espacial, la lateralidad. El niño o niña va consiguiendo estos logros a través de la observación y la influencia de sus personas de referencia y el medio en el que se desenvuelve.
Se considera la edad preescolar el momento en el cual la estimulación constituye un papel determinante en la adquisición de estas habilidades. ¿Porqué? porque en esta etapa el desarrollo de los sistemas sensoriales, esqueléticos (calcificación de los huesos), musculares (flexibilidad óptima de músculos y tendones), así como la capacidad infinita para asimilar la experiencia social transmitida por el adulto y la burbujeante actividad cerebral predispuesta a establecer todas las conexiones neuronales que le sean posibles, hacen del niño o niña de esta edad el campo de cultivo perfecto para sembrar estos conocimientos y capacidades.
El niño a partir del tercer mes comienza a hacer sus primeros agarres, es cuando te coje del dedo con fuerza. De hecho las manos son sin duda su primer y mejor juguete. Las observa, las mueve, se las lleva a la boca, y empieza su relación con ellas. A partir de aquí todo el estímulo que ofrezcamos en esta dirección será bien recibido y sentará las bases de sus habilidades futuras.
Nuestra frase de cabecera “Dedos ágiles, mentes ágiles”, es toda una declaración de intenciones y creemos absolutamente en ella. Además no solo es aplicable a niños en crecimiento si no a todas las personas, sean de la edad que sean. Adquirir destrezas manuales mantiene nuestro cerebro joven y ágil y lo prepara para la absorción de conocimientos.
Como decíamos, la estimulación directa juega un papel fundamental en edades tempranas y es aqui donde podemos ayudar a nuestros hijos, ofreciéndoles un entorno, materiales y elementos de juego que le permitan explorar sus límites y entrenar y perfeccionar sus habilidades.

En TINTONETI llevamos años asesorando a escuelas y particulares en la creación de espacios de juego y no nos deja de sorprender el poder que ejerce el juego en el desarrollo de todas las capacidades. Los elementos de juego para agarrar, encajar, apilar, hacer trasvases, enebrar, juegos de dedos y más adelante coser, tallar, hacer punto, manualidades o construcciones son herramientas que les ayudarán y mucho en la adquisicion de estas habilidades, habilidades que por el trabajo cerebral que conlleva lograrlas, les dejará preparados para futuros aprendizajes.


No dudes en preparar sus espacios de juego para que puedan explorar todos estos focos de interés y ofreceté a ayudar y enseñar interviniendo lo mínimo, porque es a través de la interiorización de su propia experiencia donde aprenderá.
De mi para ti, siempre desde el respeto y el cariño y siendo plenamente consciente de lo difícil aunque emocionate que es la tarea de educar.